21-11-2011
Thais Lozano
León, 21 nov (EFE).- La Biblioteca Nacional, cuya
creación fue aprobada el 29 de diciembre de 1711 por Felipe V, cumplirá en los
próximos días trescientos años de una vida cuyo origen se remonta a los
incunables, raros y prohibidos que reunió su primer director, Juan de Ferreras
(1652-1735), párroco de La Bañeza (León).
Abierta el 1 de marzo de 1712, la entonces Real
Biblioteca Pública tuvo como primer director a Ferreras, quien hizo acopio de
numerosos libros en el extranjero burlando la mano censora de la Inquisición, y
en los cuales se encuentra la raíz documental de la que, con el paso del tiempo,
se denominó Biblioteca Nacional.
Así lo ha explicado hoy a Efe el director general del
Libro, Archivos y Bibliotecas, Rogelio Blanco, quien ha añadido que este párroco
fue también cofundador de la Real Academia de la Lengua, en la que ocupaba el
sillón de la letra B.
Juan de Ferreras y García fue un religioso y erudito,
cuyo origen judío le obligó a estudiar en numerosas universidades y a vivir en
diferentes ciudades debido a las persecuciones de la Inquisición, lo cual no le
impidió llegar a la Corte, ni ser el primer director de la antigua Biblioteca
Real hasta su muerte en 1735.
Blanco ha explicado que el origen "judío o converso" de
este hombre se intuye porque, a pesar de alcanzar grandes responsabilidades en
su vida, sus ascensos siempre tenían "cierto
límite".
No obtuvo el título de doctor ni tampoco pudo ser obispo.
Fue confesor y confidente del rey y del resto de la Corte sin lograr la mitra,
lo que sólo se explica atendiendo a que en esa época, determinados cargos o
desempeños exigían pruebas de limpieza de sangre que el origen judío de Juan de
Ferreras le negaba.
A pesar de ello, fue un hombre "muy poderoso", lo que
hizo que fuese a su vez respetado y odiado, ha precisado el director general del
Libro.
Reputado como sabio e instruido, fue también odiado al
promover una serie de planteamientos muy modernos para la época, tales como la
petición del ascenso social no por razones de cuna, y la desaparición de la
Inquisición, que lo persiguió varias veces a lo largo de su
vida.
Precisamente burlando al Santo Oficio, Juan de Ferreras
adquiría incunables raros y prohibidos de todas las partes del mundo, que
llenaron las primeras estanterías de la Real Biblioteca Pública, la cual
conserva muchos de esos documentos trescientos años más tarde, ha informado
Blanco.
Fue ya en ese origen de la Biblioteca Nacional cuando se
dispuso, por un privilegio real, que los impresores debían depositar un ejemplar
de cada uno de los libros que se imprimían en
España.
Esta ordenanza, que posteriormente dio paso al actual
depósito legal, es lo que ha hecho que la Biblioteca Nacional esté considerada
ahora la cuarta más rica del mundo, puesto que es "un gran depósito" de
documentos audiovisuales, gráficos, escritos y musicales en todos los soportes
que existen, que constituye la identidad cultural de
España.
La Biblioteca Nacional celebra sus tres siglos de
historia a partir del próximo 13 de diciembre, cuando arrancará un año de
conmemoraciones que terminará a finales de 2012 con una reunión internacional de
hispanistas.
El Ministerio de Cultura y el Ayuntamiento de La Bañeza
(León) se han adelantado a este acontecimiento con la colocación de una placa en
homenaje a la figura de Juan de Ferreras en su localidad
natal. EFE
No hay comentarios:
Publicar un comentario