jueves, 2 de diciembre de 2010

FERIA INTERNACIONAL DE GUADALAJARA

Les pego aquí un artículo sacado del portal de la FIL de Guadalajara, sobre la presentación del escritor y periodista Juan José Millás ante un auditorio juvenil.

Guadalajara, Jalisco, a 01 de diciembre de 2010

Ríen mil jóvenes con Juan José Millás

A punta de carcajadas, el escritor y periodista español compartió con estudiantes de preparatoria su tortuoso acercamiento con las palabras

Un niño atormentado, que no entendía por qué las niñas viajaban en metro y no en metra, ni por qué había sillas, pero no sillos, fue Juan José Millás, quien hoy encabezó el evento Mil jóvenes con… en la 24 Feria Internacional del Libro de Guadalajara.

Con rostro adusto y tono de quien está confesando sus dolores, el autor narró lo despiadada que era la olla exprés de su madre, ya que él solía confundir la palabra “inexorable” con “inoxidable”.

Muchos de los presentes no lo conocían y fueron a la charla para cumplir con un requisito de la escuela. Sin embargo, solo bastó que el autor tomara el micrófono para que todos ellos escucharan atentos y celebraran con carcajadas cada momento: la obligación se transformó en gozo.

Juan José recordó sus años de parvulario. Su mamá lo dejó en el kínder y él tuvo que enfrentarse al mundo por primera vez. Notó con desconcierto que cuando el maestro pasaba lista todos contestaban “Vicente”, lo que al final le pareció lógico, porque ese era el nombre del director: “Así como yo escuchaba ‘Vicente’ en lugar de ‘presente’, todos escuchaban ‘presente’ cuando yo gritaba ‘Vicente’”.

Un día el funcionario fue removido y su puesto lo ocupó un tal “Federico”. Él esperaba que de ahí en adelante todos gritarían el nuevo nombre. Pero no fue así: sus compañeros seguían pronunciando “Vicente”. Juan José Millás vio entonces la oportunidad para destacar: “Nadie había notado el cambio. Yo decidí que cuando me nombraban gritaría ‘Federico’”. Así lo hizo, y solo al ver la extrañeza con la que todos lo miraron se dio cuenta del error en el que había vivido.

Confió su diccionario personal, en el que incluía palabras como “vagina”, “abotagado”, “luz indirecta”, pero la definición de “palabra” pareció indignarle: “El diccionario de la RAE dice: ‘Segmento del discurso unificado habitualmente por el acento, el significado y pausas potenciales inicial y final’… tampoco me atrevería a decir que no es cierto, pero yo hubiera puesto más pasión en definirla”.

Fue cerca de hora y media de charla, y en el auditorio donde se realizó hubo poca rotación. Muchos de los jóvenes permanecieron en sus asientos escuchando las anécdotas del español, quien al final lanzó una moraleja: “Sin palabras no podemos relacionarnos con el mundo (…) la vida sin ellas es imposible; con ellas, terrorífica”.

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