miércoles, 26 de octubre de 2011

BIBLIOTECAS PUBLICAS


El 10 de noviembre próximo se celebra en nuestro país el Día de la Biblioteca Escolar. Es raro que el tema de las bibliotecas sea una inquietud corriente entre nosotros, pero hoy, en el diario Correo, el filósofo Alberto Benavides ha publicado un artículo abogando por la creación de bibliotecas, una manera de compensar que la ignorancia de los parlamentarios, la frivolidad generalizada y el afán de lucro de las municipalidades sigan imperando en estos tiempos que nos ha tocado vivir. Tengo el gusto de ser amiga de Carmen Checa y soy testigo de su incansable lucha por la vigencia de las bibliotecas públicas. Ojalá este aporte del señor Benavides tenga eco.
Alberto Benavides Ganoza:
"Biblio ¿Qué!"
Otros 50 años sin hacer bibliotecas y aseguraremos que la cultura quede confinada al fútbol, la gastronomía y los casinos.
En el Perú, a pesar de los esfuerzos de Basadre y Cueto Fernandini, se ha hecho muy poco por las bibliotecas públicas. La Biblioteca Nacional, como sabemos, es una biblioteca para investigadores. Con justa razón el actual director se ocupa principalmente de preservar el patrimonio bibliográfico de la nación. Pero que el libro llegue a jóvenes y viejos requiere de estos espacios para la cultura que son las bibliotecas públicas.
Hay que decir que la biblioteca moderna incluye la internet y también espacios para conferencias, exposiciones, y requiere del bibliotecario no sólo para catalogar y cuidar libros sino también para convocar y atraer hacia esos espacios públicos para la cultura. Conozco el caso de las grandes bibliotecas de Colombia. En Chile y el Brasil se hace esfuerzos por crear estos espacios para el pueblo. En el Perú se ha hecho cientos de iglesias (de todos los pelajes), han surgido miles de casinos, templos a la codicia; pero aparte de los heroicos esfuerzos de las Bibliotecas Rurales de Cajamarca y Red de Bibliotecas de Piura, prácticamente no ha habido nada.
Desafortunadamente los niveles A y B en el Perú son poco lectores. Pareciera que el libro asusta. Y no ha habido en la burguesía del Perú una apuesta generosa por la cultura del pueblo. Nos quejamos después de las barras bravas y todos los ejemplos de incivilización que encontramos por la calle.
Yo creo que tenemos que oír en serio a gente como la señora Carmen Checa de Silva que trabajó muchos años en la Biblioteca Nacional, desde donde apoyó la creación de bibliotecas públicas. Ella levanta su voz indignada ante la ausencia del apoyo necesario para estas bibliotecas. Yo sólo quisiera hacerle eco, porque creo que estos espacios públicos son indispensables si queremos peruanos informados y cultos. ¿O quizás preferimos un pueblo supersticioso?
Es verdad que el acto de la lectura es siempre personal. Pero ahí donde alguien lee, ocurre algo que tiene la mayor importancia política. La biblioteca, ha dicho Revez, es un semillero de ciudadanía. Porque ciudadano es quien está informado, de lo contrario se lo dejamos todo a la publicidad. Ese ámbito privado que es la lectura y la búsqueda de información, significa la formación de individuos pensantes y dialogantes que han de formar una comunidad civilizada en el Perú.
En 1917 Abraham Valdelomar, discípulo de González Prada, lo formuló con toda claridad: sin cultura no hay ciudadanos, y sin ciudadanos no puede haber democracia. Muchos lo han repetido, pero pareciera que las palabras no tienen peso en el Perú, y quizás eso mismo sea señal de nuestra incultura. Los políticos lo dicen todo el tiempo, pero no es sino demagogia y manera de ganar votos. Esperemos que ahora que se habla de una nueva Ley del Libro, que los legisladores piensen en promover las bibliotecas como espacios públicos para la cultura: templos del saber que compitan con la superstición y la timba.

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