lunes, 24 de septiembre de 2012

GATOS

Gracias a una contribución de nuestra amiga Liliana Massocco, desde Buenos Aires, acá una serie de poemas sobre estos felinos domésticos que nos hacen la vida más llevadera. La belleza que adorna este post es Lidia, nuestra mascota de 14 años, que tuvimos que hacer dormir para aliviarla de sus dolencias:


Gatos en español: 10 poetas hispanoamericanos que hablan de gatos
Posted: 13 Sep 2012 02:29 PM PDT
El gato ha despertado impresiones encontradas a lo largo de la historia, porque su naturaleza abarca actitudes extremas: contiene en sí mismo los opuestos y los vive arbitrariamente. A un largo periodo de pereza y sueño puede suceder el instante atlético, la hora de la caza o el momento de la proeza equilibrista. Sin explicación ni aviso, la curiosidad obsesiva es remplazada por la indiferencia, la soberbia por la suavidad gratuita.
Mirar al gato, sin más, es de por sí una experiencia estética. La poesía encuentra en él parte de lo que busca decir: imposibilidad que ronronea. Por eso, a continuación, 10 poetas hispanoamericanos que hablan de gatos, cada uno con un ejemplo de lo que se puede (o no) escribir.

A veces, el hombre encuentra en el gato las revelaciones que no pudo descubrir por su propia cuenta. Pienso en la anécdota que Antonio Dal Masseto reveló en una entrevista concedida a La Nación de Argentina. Dal Masseto, amigo cercano de Osvaldo Soriano, habla de la pasión de éste por los gatos, y narra un episodio que le ocurrió en su compañía:
Un día, algo molesto, me dijo: Pero che, qué cosa, a vos nunca te va a ir bien con los libros, no vas a vender nada. ¿Por qué?, le pregunté soprendido. Porque en todos tus textos, respondió, ¡les pasan cosas horribles a los gatos! ¡Los destrozás, los matás, sos muy cruel con ellos! Vos no querés nada a los gatos —seguía apostrofándome— y los gatos, aunque vos no lo creas, tienen poderes. Así que más te vale hacerte amigo de ellos. Si vos no los respetás, nadie te va a leer. Después de largar todo esto, Osvaldo se tranquilizó. Yo me quedé pensando en lo que me había dicho. Y, por un tiempo, cada vez que me topaba con un gato por las calles, de noche, me arrodillaba y, chasqueando los dedos de mi mano derecha, le decía michi, michi, michi.

Fíjense bien y se encontrarán con una buena cantidad de poetas en lengua española que han hecho del gato un tema del que vale la pena hablar, a pesar de que la difusión de sus poemas felinos haya sido poca hasta ahora. La tradición sajona ha visto cruzar una mayor cantidad de gatos por sus filas literarias, amándolos, detestándolos, o teniéndoles miedo. Edgar Allan Poe y Lovecraft los convierten en protagonistas de sus historias, William Blake les dedica versos, T. S. Eliot les compone esa pequeña obra maestra que es el Old Possums’s Book of Practical Cats. Los escritores franceses también les han escrito una buena cantidad de páginas: Baudelaire y Breton sirven de ejemplo.
¿Qué hay de los gatos y los poetas hispanoamericanos? Es decir, ¿hay? Sí, hay suficiente. Asómense a leer estos poemas breves, que son 10 botones de muestra. Contemplación pura.

1. José Juan Tablada, México (1881-1945)

PANORAMA
Bajo de mi ventana, la luna en los tejados
y las sombras chinescas
y la música china de los gatos.


2. Eduardo González Lanuza, Argentina (1900-1984)

No hay silencio mayor:
dormido en el azogue
un gato blanco.


3. Jorge Luis Borges, Argentina (1899-1986)

No son más silenciosos los espejos
ni más furtiva el alba aventurera;
eres, bajo la luna, esa pantera
que nos es dado divisar de lejos.
Por obra indescifrable de un decreto
divino, te buscamos vanamente;
más remoto que el Ganges y el poniente,
tuya es la soledad, tuyo el secreto.
Tu lomo condesciende a la morosa
caricia de mi mano. Has admitido,
desde esa eternidad que ya es olvido,
el amor de la mano recelosa.
En otro tiempo estás. Eres el dueño
de un ámbito cerrado como un sueño.


4. Alberto Luis Ponzo, Argentina (1916)

Los gatos en mi casa comen diariamente.
La comida es algo necesario como el amor
y ellos cumplen estrictamente con sus gustos.

Los gatos no conocen otra manera de vivir
y los hombres tampoco; en realidad
también el hambre y el amor los acercan.

El mundo es lo que hacemos
para que nada falte: ni el amor
ni la comida de los que pueden morir
como pequeños gatos ciegos.

Yo tengo que cuidar que nunca falte
un gato para poner en práctica esta fórmula
y dormir más tranquilo, mientras otros
están muy ocupados eligiendo la muerte
para todas las razas de la tierra.



5. Gonzalo Rojas, Chile (1916-2011)

GATO NEGRO A LA VISTA
Gato, peligro
de muerte, perversión
de la siempreviva, gato bajando
por lo áspero, gato de bruces
por lo pedregoso en ángulo recto, sangrientas
las úngulas, gato gramófono
en el remolino de lo áfono, gato en picada
de bombardero, gato payaso
sin alambre en lo estruendoso
del Trópico, arcángel
negro y torrencial de los egipcios, gato
sin parar, gato y más gato
correveidile por los peñascos, gato luz,
gato obsidiana, gato mariposa,
gato carácter, gato para caer
guardabajo, peligro.


6. María Victoria Atencia, Cuba (1931)

GHETTO
Denso es el aire aquí. Y tibio. Lo respiro
entre casas que quiebran su fachada en el agua.
Un gato mansamente se me enreda en las piernas
y me retiene inmóvil delante de Jahvé.


7. José Emilio Pacheco, México (1939)

GATIDAD
La gata entra en la sala en donde estamos reunidos.
No es de Angora, no es persa
Ni de ninguna raza prestigiosa.
Más bien exhibe en su gastada pelambre
Toda clase de cruces y bastardías.

Pero tiene conciencia de ser gata.
Por tanto
Pasa revista a los presentes,
Nos echa en cara un juicio desdeñoso
Y se larga.

No con la cola entre las patas: erguida
Como penacho o estandarte de guerra.

Altivez, gatidad,
Ni el menor deseo
De congraciarse con nadie.

Duró medio minuto el escrutinio.
Dice la gata a quien entienda su lengua:
Nunca dejes que nadie te desprecie.



8. Juan Carlos Moisés, Argentina (1954)

GATOS NEGROS
Meter en un poema a la vecina
y a sus gatos negros
más de veinte
no es particularmente poético
pero no me quería olvidar de anotar
en algún lugar
con mi puño y letra
que los veinte
o más gatos negros que ella tiene
nos traen suerte.

9. Sergio Rigazio, Argentina (1957)

THE CAT WALK
Un gato no es para cualquiera.
O sea, no cualquiera se banca un gato.
No me banco la gente que no se banca los gatos.
La función de un gato es ser un gato.
Nada más que un gato.
Los que no soportan a los gatos no soportan ser
nada más que lo que son.
Los que no soportan a los gatos nacieron para que otros
no soportaran a otros
y así la especie se volvió insoportable.
Al lado de un gato un faraón no era más que un faraón.
Pruebas al canto: ya no hay más faraones.
Al lado de un gato,
si un gato nos elige para estar a su lado,
somos alguien al lado de un gato,
y eso es impardable.

10. Mario Meléndez, Chile (1971)

EL CLAN SINATRA
Todos los gatos de mi barrio
son fanáticos de Sinatra
comienzan a tararear sus temas
apenas pongo el CD
y la voz se escurre
entre los techos y las panderetas
A veces me piden
que repita algún single
entonces el sonido de My way
New York o Let me try again
les para los bigotes
y los lanza de cabeza contra los vidrios
Esto no pasa cuando leo mis versos
se estiran, bostezan
miran para otro lado
o conversan entre ellos
en un acto lamentable
de ignorancia y sabotaje
“Ustedes no me comprenden”
les digo
Y vuelvo a encender el CD
para que cante Sinatra
y esos gatos se llenen de poesía.

Para completar el post, una pieza musical de Rossini: Miau.


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Leer antes de ver el video:

Rossini era un personaje a quien  le gustaba disfrutar de la vida. Dejó de componer a los 33 años y se dedicó a vivir; fue un reputado gourmet. Es este un dueto buffo, solo consta de la palabra “miau” repetida de múltiples formas lo que resulta de una gran dificultad para sus intérpretes. Parece ser que a Rossini, quien además poseía un gran sentido del humor, no le hacía ninguna gracia que las cantantes modificaran las partituras de sus óperas en beneficio de su propio lucimiento, lo que a principios del siglo XIX las sopranos hacían con alguna frecuencia. Esta pieza para piano y dos voces femeninas, soprano y mezzosoprano,  parece ser que la  compuso el maestro en honor de un par de gatos que todas las mañanas venían a visitarlo a su ventana en su casa de Padua y como burla, hacia algunas cantantes. Espero que te guste, en este caso lo interpretan dos niños (voces blancas) a quien es muy divertido observar y admirar el cuajo y el temple del rubiecito…, ni una sonrisa.

Miau de Rossini.wmvMiau de Rossini.wmv
9690 kb   

 


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